ADIOS AL CHILANQUE
El domingo de resurrección ha cerrado uno de la tabernas mas representativas de mediados del siglo XX de los pequeños pueblos de la provincia de Ciudad Real. Comenzó su andadura en 1950 aproximadamente por la familia Víctor y con 60 años de vida, finaliza su existencia dejando atrás un sinfín de historias. Bautizado como “El Chilanque” por un emigrante del pueblo que había estado en la Patagonia queriendo evocar la semejanza con los bares de Argentina
Atrás quedan las sillas de pleita sin respaldos, mesas manchadas y rozadas por uso de los vasos y los cuartillos rellenados de vino de los barriles traído de la Mancha. Atrás quedan las partidas de truque, flores, subastaos y dominó que se daban a primera hora de la mañana ya sean lunes o domingo; las latas de carne de chivo, las cabezas de jabalís o los peces de Guadiana asados en el horno de la panadería.
Los tratos, cambalaches y alboroques se celebraban con alegría en la barra del bar donde cantidad de cabezas de corzos y ciervos nos miraban mientras tomábamos desde las primeras cervezas, pasando por el vino de barril, el aguardiente, los refrescos, los primeros medios hasta llegar a los cubatas de hoy en día. Lugar multiusos que servían para celebrar cumpleaños como para reunión de agricultores para litigar el precio de los pastos comunes o abrir la rastrojera por los ganaderos.
Refugio del aburrimiento que en los días de lluvia se agrupaban los trabajadores mientras veían como unos jugadores con pantalones de pana gruesa tiraban sobre la mesa los naipes después de hacer un renuncio. Las mujeres, en los 70, se asomaban en la entrada de la puerta o enviaban a un niño para que salga su marido o su hijo, porque era lugar mal visto para ellas. Sitio de altercados y peleas cuando el alcohol iba de más pero también lugar de encuentros de primos o hermanos que la emigración había separado; lugar de apretones de manos, de abrazos, de reproches y de encuentros; de risas, alegrías, ilusiones y sueños.
Decimos todos los habitantes de Arroba de los Montes así como los innumerables visitantes que han pasado por este bar, no un adiós o un hasta luego, sino un hasta siempre; porque pasará a la historia y memoria colectiva de este pueblo.
El dueño del bar, Eugenio Víctor Ledesma, falleció el 19 de Mayo del 2013.
Jesús Víctor García
“este articulo fue publicado por el diario LANZA de Ciudad Real”
El domingo de resurrección ha cerrado uno de la tabernas mas representativas de mediados del siglo XX de los pequeños pueblos de la provincia de Ciudad Real. Comenzó su andadura en 1950 aproximadamente por la familia Víctor y con 60 años de vida, finaliza su existencia dejando atrás un sinfín de historias. Bautizado como “El Chilanque” por un emigrante del pueblo que había estado en la Patagonia queriendo evocar la semejanza con los bares de Argentina
Atrás quedan las sillas de pleita sin respaldos, mesas manchadas y rozadas por uso de los vasos y los cuartillos rellenados de vino de los barriles traído de la Mancha. Atrás quedan las partidas de truque, flores, subastaos y dominó que se daban a primera hora de la mañana ya sean lunes o domingo; las latas de carne de chivo, las cabezas de jabalís o los peces de Guadiana asados en el horno de la panadería.
Los tratos, cambalaches y alboroques se celebraban con alegría en la barra del bar donde cantidad de cabezas de corzos y ciervos nos miraban mientras tomábamos desde las primeras cervezas, pasando por el vino de barril, el aguardiente, los refrescos, los primeros medios hasta llegar a los cubatas de hoy en día. Lugar multiusos que servían para celebrar cumpleaños como para reunión de agricultores para litigar el precio de los pastos comunes o abrir la rastrojera por los ganaderos.
Refugio del aburrimiento que en los días de lluvia se agrupaban los trabajadores mientras veían como unos jugadores con pantalones de pana gruesa tiraban sobre la mesa los naipes después de hacer un renuncio. Las mujeres, en los 70, se asomaban en la entrada de la puerta o enviaban a un niño para que salga su marido o su hijo, porque era lugar mal visto para ellas. Sitio de altercados y peleas cuando el alcohol iba de más pero también lugar de encuentros de primos o hermanos que la emigración había separado; lugar de apretones de manos, de abrazos, de reproches y de encuentros; de risas, alegrías, ilusiones y sueños.
Decimos todos los habitantes de Arroba de los Montes así como los innumerables visitantes que han pasado por este bar, no un adiós o un hasta luego, sino un hasta siempre; porque pasará a la historia y memoria colectiva de este pueblo.
El dueño del bar, Eugenio Víctor Ledesma, falleció el 19 de Mayo del 2013.
Jesús Víctor García
“este articulo fue publicado por el diario LANZA de Ciudad Real”
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