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Arroba de los Montes, Ciudad Real, Spain
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domingo, 1 de febrero de 2015

UN SIGLO DEL SUICIDIO DE SABAS EN ARROBA DE LOS MONTES

MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ MARTÍN
 
 
HACE UN  SIGLO.-ENERO 1915
 
Se acaba de cumplir justo un siglo de la muerte de SABAS GUTIERREZ FERNANDEZ. Era domingo la noche de San Antón, cuando unos fuertes golpes en la puerta de su casa de la calle de la Fuente, despertaron a Ángel Sánchez Fernández, (primo suyo) y a cuantos allí dormían. Fuera alguien gritaba ¡tío Ángel que se ha envenenado “la Sabas”!. El aporreante, al ver que tardaban abrir, insistió que se levantaran, que era verdad, que no se trataba de una pesada broma, de las que a veces se daban.

Sabas Gutiérrez Fernandez
Por haber nacido el 5 de diciembre de 1892, día de San Sabas, se le puso este nombre. Fue su madrina de pila Ambrosia Martínez Muñoz. Ella fue madrina a su vez, de 10 niños, al último de los cuales, Sabina “sacó de pila” diez días antes de morir. Era hija única, ya que sus padres perdieron otra hija, llamada Victoriana (como su abuela materna), en 1889 a los 2 años de edad, a causa de una fiebre tifoidea.
 
 
 Tenía a su cargo una especie de botiquín para todo el pueblo, por ello tenía acceso a medicamentos diversos.
 
 
El hecho había ocurrido a las 22:30 h en la casa paterna situada en la calle Real, cuando sus padres, Francisco Gutiérrez Fernández (el tío Cano), zapatero de profesión  y Nicolasa Fernández Martín, se habían ido a dormir.
 
Con sus padres ya acostados; ella, que  tenía determinado lo que iba a hacer y preparado lo necesario, se amortajó,  tomó una cantidad suficiente de  “sublimado corrosivo” y se tumbó en su cama. El sublimado corrosivo (cloruro mercúrico Cl2 Hg),  es una sustancia blanca, volátil y venenosa, que se usa en medicina, diluido y en pequeñas dosis, como desinfectante. Esta sustancia al ser ingerida corroe las membranas del organismo, abrasa la mucosa gástrica y produce daños irreversibles en el cerebro, hígado y riñón.
Cuando  le sobrevinieron los dolores comenzó a gritar y acudieron rápidamente sus padres. Había cerrado la puerta por dentro y tuvieron que echarla abajo.
Dejó una nota escrita en la que decía que lo había hecho ella sola para que nadie fuera culpado.
Partida de defunción de 1915 de Sabas Gutiérrez

 
D. Manuel  Cañete y de la Plaza, cura párroco de Arroba de los Montes, procedió al entierro de Sabas dos días después del suicidio, tras administrarle la extremaunción, previa certificación de los peritos médicos que le hicieron la autopsia, en la que indicaron que la muerte se había producido a consecuencia de envenenamiento por sustancia asfixiante, según la partida de defunción antecedente.
Lapidas de Sabas Gutiérrez en el cementerio viejo de Arroba de los Montes
 
Estaba enterrada en el cementerio viejo, en el lado izquierdo, junto a la tapia. Su tumba llamaba la atención por ser la única que aparecía con una reja alrededor y una lápida de mármol blanco en la pared.
Junto con ella, en el féretro depositaron una pulsera, una cadena y un anillo de oro, que alguien le había regalado, previamente machacadas para evitar la tentación de que pudieran abrir la tumba para robarlas.
Treinta años después de descansar sola, fueron enterrados junto a ella su primo Raimundo Gutiérrez Víctor (hijo de su tío Segundo), que siendo Alcalde del pueblo,  falleció en junio de 1944, a los 53 años de edad, junto con un hijo suyo (posiblemente Magdaleno que entonces contaba 27 años) cuando se dedicaba a los trabajos de siega en una finca de su propiedad, frente a la huerta de Alfredo Torres en el camino de Guadiana, al ser alcanzados por un rayo tras refugiarse ambos bajo una encina huyendo de la tormenta.
Cementerio Viejo de Arroba de los Montes
 
La esposa de Raimundo, Nicolasa Torres Fernández se fue a vivir entonces con los padres de Sabas. Tres muertos en vida unidos por la  tragedia y tres víctimas del tiempo que les toco vivir, descansando juntas.
SIRVA ESTE ARTICULO COMO RECORDATORIO EN EL CENTENARIO DE SU FALLECIMIENTO
 


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