JESÚS VÍCTOR GARCÍA
MARÍA DOLORES FERNANDEZ MARTÍN
El
día 30 de Noviembre, el alcalde de Arroba de los Montes, Francisco
Antonio Gutiérrez, se entera de que se ha incendiado y quemado la
ermita de San Marcos. Esta ermita pertenecía al término
alcabalatorio del pueblo, concerniente al modo de repartir y cobrar las alcabalas.
La
alcabala fue un impuesto que gravaba el comercio que existía en el
Antiguo Régimen en la feria de la ermita de San Marcos.
Ante
este suceso, el alcalde, que no sabe escribir, manda averiguar la
verdad y abre diligencias “para que se examinen los testigos,
reos y cómplices que pudiesen ser habidos“ dando fe el
escribano Mateo Gamero Carrillo y comunicándoselo al presunto autor,
el santero de esta ermita llamado Ignacio Gómez.
El
santero es citado ante el alcalde y jura “por Dios
nuestro señor y una señal de la cruz en forma de derecho” declarando lo que ocurrió. Dice que por “causa de mojarse las cortinas” de
la habitación que en esta ermita que tiene, hizo lumbre al lado
de la habitación que da al monte para calentarse.
Mientras rezaba el rosario, en la noche del día
28, se queda dormido, despertándole el ruido que “daba el
fuego fomentado de alguna chispa que saltase la expresada lumbre”.
Ante el incendio de la ermita de San Marcos, el santero sacó la
escalera de la ermita para subir al tejado por si podía apagar el
fuego. Al no poder evitar la propagación de incendio por que se
podía hundir el techo se “apeó y sacó todos los trastos que tenía
la ermita dentro” siendo los siguientes:
-Un
San Marcos de bulto
-Unas
tres tablas que dicho santo tenía en forma de retablo
-Una
lámpara de metal
-Dos
candeleros y una campanilla
-Un
atril
-Las
andas del santo y mesa en que se ponían
-Una
escalera
-Un
hachero de madera
-Una
mesa
Ignacio Gómez, el Santero, entregó todas las pertenencias al vecino y mayordomo de la Cofradía de San Marcos, Juan Fernández.
Le
preguntan si estuvo solo para sacar los efectos citados y dice que “estaba solo sin que a ello se acompañase persona alguna” y
que sucedió como a las 12 de la noche.
Esta
pregunta viene ante la extrañeza de como siendo el santo y las
puertas exteriores tan pesadas hallan sido sacadas por el solo ya que las
“fuerzas del declarante no son equivalentes a él”. El santero que tiene 60 años y no sabe escribir dice "que fue solo, y que aunque es verdad son las puertas y el santo de
bastante peso acaso el santo le daría fuerza para poder hacerlo".
Ante
esta declaración el alcalde manda que aprisione al santero Ignacio
Gómez ante las sospechas de no declarar la verdad. También tiene que ver porque al parecer había tenido años atrás un pasado delictivo, ya que parece ser el mismo Ignacio Gómez que en 1741 se le abre una causa en Ventas "por resistencia y amenazas, siendo detenido en el Molinillo por su vida escandalosa y es trasladado a Toledo, aunque se escapa en Ventas, donde se quita los grillos amenazando a los aguaciles y se mete en casa del cura".
Es encerrado prisionero en la audiencia pública hasta que llegue el alguacil, que se encuentra ausente. El preso es trasladado a casa del alguacil, Sebastián Pérez, a las 8 de la mañana, cuando regresa:“condujo a su casa a Ignacio Gómez, reo que resulta de estos autos sin que el dicho hubiese tocado en Iglesia ni lugar sagrado alguno”.
Es encerrado prisionero en la audiencia pública hasta que llegue el alguacil, que se encuentra ausente. El preso es trasladado a casa del alguacil, Sebastián Pérez, a las 8 de la mañana, cuando regresa:“condujo a su casa a Ignacio Gómez, reo que resulta de estos autos sin que el dicho hubiese tocado en Iglesia ni lugar sagrado alguno”.
Se
sigue con las diligencias y se toma declaración a los vecinos de
Fontanarejo, José Gómez y su hijo Anastasio e igualmente a Juan
Salinas por estar próximos a la ermita de San Marcos. Se toma
juramento a estos vecinos moradores y les preguntan: “si vieron
cuándo se quemó la ermita, quién acompañaba al santero y si
estaba él solo, a qué hora fue el incendio, qué personas vieron en
aquel sitio al expresado tiempo examinando a éstas si fuesen de su
expresado domicilio y cuando no”.
José
Gómez de unos 45 años declara que el día que “ sucedió el
incendio que se cita, por la tarde estuvo en su molino y aquella
noche se vino del lugar a dormir y a otro día que sucedió el
expresado fuego por la mañana fue a su molino en compañía de Juan
“el portugués” y al llegar al cerro del Aguilero que está
situado en la dehesa boyal de este lugar vieron quemada la ermita de
San Marcos que se menciona y en aquel tiempo no vieron pasar a
persona alguna, solo en el día antes de quemarse por la tarde, vio
dos personas sentadas en el repecho que hay junto al Pontoncillo,
pero no puede expresar quienes fuesen ”
Molino de Fontanarejo cercano a la ermita de San Marcos cuyo propietario en 1774 era José Gómez (foto del autor) |
Se
toma declaración pero no juramento, por ser menor de edad, a
Anastasio Gómez, de unos 13 años declara “que la víspera del
día que sucedió el incendio estuvo con su padre José Gómez en el
molino que este tiene inmediato a la ermita que se refiere y en este
día por la tarde le mandó su padre fuese por una carga de leña y
la trajese a este lugar lo que con efecto hizo y a otro día por la
mañana volvió en compañía del dicho su padre y Juan “el
portugués” al expresado molino y en este día vio quemada la
ermita que da fomento a estas diligencias. Igualmente declara que
cuando iba a hacer la referida carga de leña, la víspera del
incendio vio que en el repecho del Pontoncillo estaban sentados
Felipe Gómez Barrilero, vaquero del lugar de Arroba y Gregorio
Fernández que igualmente lo es de este lugar de Fontanarejo y que no
vio a otra persona alguna".
Declara asimismo otro vecino de Fontanarejo, Juan Salinas de 31 años, “tiene un molino en las inmediaciones de la
ermita que se cita, pero hace algunos días no ha ido a él”.
También
se hacen averiguaciones en el pueblo de San Pablo de los Montes y
extrajudicialmente se entera que el santero Ignacio Gómez tiene allí un
hijo y unas cabras. En este pueblo se pregunta a Alfonso Rubio y otros
ganaderos del lugar y respondieron que el “susodicho era poseedor
de una mitad de la casa en que vive Hilario de la Cruz, su yerno en
la población de este lugar al Barrio de los Nogues”. Esta
mitad de la casa de Ignacio Gómez se embarga junto con “los demás
bienes que fueran del susodicho” ante el alcalde de San Pablo y su
escribano.
Estas
diligencias finalizan cuando el 3 de Enero, el santero de la ermita de
San Marcos, Ignacio Gómez, muere de muerte natural mientras permanecía aún en la
cárcel. Así lo comunica el Alcalde de Arroba, al señor Fiel del Juzgado el 8 de Enero de
1775.
Las personas protagonistas de este suceso son:
-Francisco
Antonio Gutiérrez, alcalde de Arroba 1774
-Manuel
Carazo, alcalde de Arroba 1775
-Ignacio
Gómez, santero ermita San Marcos de Arroba.
-Sebastián
Pérez, alguacil de Arroba.
-Mateo
Gamero Carrillo. Escribano y cuadrillero de Arroba en 1774.
-Felipe Gómez Barrilero, vaquero de Arroba
-Felipe Gómez Barrilero, vaquero de Arroba
-José
Gómez, alcalde de San Pablo.
-Tomás Cañamaque. Escribano de San Pablo.
-Hilario
de la Cruz, vecino de San Pablo y yerno del santero.
-Manuel
Muñoz, alcalde y escribano de Fontanarejo.
-José
Gómez, su hijo Anastasio y a Juan Salinas vecinos de Fontanarejo.
BIBLIOGRAFIA:
- Archivo municipal de Toledo: Caja 6238 Causa 1001
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