JESÚS VÍCTOR GARCÍA
MARIA DOLORES FERNANDEZ MARTIN
Cuestionar la honestidad de una mujer era y es algo corriente, ya que las habladurías y la difamación hacer un daño irreparable a la víctima, convirtiéndose en una marginada social.
Según Francisco de la Pradilla Barnuevo en Suma de Leyes Penales en 1639 la mujer deshonestas "basta consentir que hombres, y particularmente clérigos y estudiantes, continúen en su casa, y la que de ordinario hable o escribe a hombres y consiente que le halleguen a las manos y a los pechos y la besen, que todo suele ser junto, y a veces mas escandaloso que el carnal acceso tenido en secreto".
En Julio de 1801, Domingo Martín denuncia a Manuel alias "el platero" por insultar gravemente a su hija Justa Martin. El padre es el legítimo administrador de su persona y bienes de su hija, Justa Martin, aclarando que su estado es "honesta". Esta reside en casa de su padre y "ha sido criada y educada con todo respeto, cristiandad y en todo hallándose con buenos procederes, costumbre y palabras".La ofendida, Justa Martin Gutierrez, es hija de Domingo Martin y Maria Gutiérrez, tenía dos hermanos mas, Jacinto y Antonia.
Existía un rechazo social al que no defendia su honra por parte de la familia o marido, pues equivalía a cuestionar unos de los principios fundamentales de la época, donde los interesados, en este caso el padre, debían actuar con contundencia.
Los hechos son los siguientes, mientras Justa Martín estaba en la puerta de su padre el domingo 19 de Julio a la 7,30 de la tarde para aliviarse del calor con el aire de un abanico, vinieron por la calle varios mozos. Entre estos mozos, se encontraba Manuel, que llegando enfrente a su puerta, le pidió el abanico "con una llaneza extraña".
Esta no le quiso entregar el abanico y este "se lo arrebató, se lo quitó y lo hizo pedazos". Ante estos hechos, le pregunta por que a realizado este desatino por "la perdida de un abanico de consideración que había costado bastante maravedies".
En la mujer era primordial defender su honra ya que algunos mozos, despechados para mantener su fama, solia jactarse de sus conquistas para desacreditar a las mozas. Estas lo sabían y debían actuar con mesura y prudencia para evitar el escándalo que erosionara su honradez y honor.
Con la deshonra de una mujer se deshonra todos los varones de la familia, y por ello estará obligado, por medio del honor, a defender su propia honra depositada en la mujer.
El abanico se considera un signo de femineidad y coqueteo, y tiene su propio lenguaje en la manos de una mujer:
-Abanicarse rápidamente y mirando a los ojos equivale a "te amo con locura".
-Abanicarse lentamente equivale a "estoy casada y me eres indiferente".
-Abrir el abanico y mostrarlo equivale a "puedes esperarme".
-Sujetar el abanico con las dos manos equivale a "que no quiere nada con el".
-Si dejaba caer su abanico delante de un hombre equivale a "te pertenezco".
-Si apoyaba el abanico abierto sobre el pecho cerca del corazón equivale a "te amo".
-Si se cubre la cara con el abanico abierto equivale "sigueme cuando me vaya".
-Si apoya el abanico en la mejilla derecha equivale a "si".
-Si apoya el abanico en la mejilla izquierda equivale a un "no".
En la mujer era primordial defender su honra ya que algunos mozos, despechados para mantener su fama, solia jactarse de sus conquistas para desacreditar a las mozas. Estas lo sabían y debían actuar con mesura y prudencia para evitar el escándalo que erosionara su honradez y honor.
Con la deshonra de una mujer se deshonra todos los varones de la familia, y por ello estará obligado, por medio del honor, a defender su propia honra depositada en la mujer.
Mujeres con abanicos de Arroba de los Montes foto de Jesús Víctor García |
-Abanicarse rápidamente y mirando a los ojos equivale a "te amo con locura".
-Abanicarse lentamente equivale a "estoy casada y me eres indiferente".
-Abrir el abanico y mostrarlo equivale a "puedes esperarme".
-Sujetar el abanico con las dos manos equivale a "que no quiere nada con el".
-Si dejaba caer su abanico delante de un hombre equivale a "te pertenezco".
-Si apoyaba el abanico abierto sobre el pecho cerca del corazón equivale a "te amo".
-Si se cubre la cara con el abanico abierto equivale "sigueme cuando me vaya".
-Si apoya el abanico en la mejilla derecha equivale a "si".
-Si apoya el abanico en la mejilla izquierda equivale a un "no".
El mozo empezó a injuriar y decir palabras indecorosas a la mujer, ante la presencia de mucha gente que había en la calle, llamándola "Puta" y otras expresiones indignas de nombrarse por su fealdad y con poco temor de Dios.
En cuestiones de honra, para la mentalidad de la época, no podía dejarse sin castigo por muy pobre y humilde que fuera una familia y muchas veces están asociadas a amenazas siendo un inicio de la futuras agresiones. La protección de la honra obligaba necesariamente a actuar de manera contundente para no ser considerado una mujer difamada para parar contundentemente las habladurías.
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En cuestiones de honra, para la mentalidad de la época, no podía dejarse sin castigo por muy pobre y humilde que fuera una familia y muchas veces están asociadas a amenazas siendo un inicio de la futuras agresiones. La protección de la honra obligaba necesariamente a actuar de manera contundente para no ser considerado una mujer difamada para parar contundentemente las habladurías.
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Firma del escribano mayor " Ante mi, Antonio Baldomero Aguilera" Archivo Municipal de Toledo, Caja 6219 Causa 366 Arroba 1801 |
El acusado criminalmente se llama Manuel, cuyo apellido se desconoce pero que tiene por mote "el platero", es un vecino también de Arroba. Este individuo está acostumbrado a cometer idénticos excesos a personas de igual sexo por lo que se pide que sea castigado. Se solicita y se admite la querella para que comparezca preso en la cárcel real de la ciudad de Toledo y se embargue sus bienes.
Las conductas insidiosas y provocadoras por partes de los vecinos que menosprecia al buen orden rara veces son toleradas por parte de las autoridades y eran castigadas para evitar erosionar el poder municipal de Toledo.
Posteriormente, la ofendida, Justa Martín se casó con Blas Díaz, en 1808, que había servido al rey 10 años como soldado y tuvo con el, 4 hijos, de los cuales le vivieron dos, Maria y Jose. Enviudó tras fallecer su marido a los 53 años del "mal de orcos".
Posteriormente, la ofendida, Justa Martín se casó con Blas Díaz, en 1808, que había servido al rey 10 años como soldado y tuvo con el, 4 hijos, de los cuales le vivieron dos, Maria y Jose. Enviudó tras fallecer su marido a los 53 años del "mal de orcos".
BIBLIOGRAFIA:
-Archivo Municipal de Toledo. Caja 6219 Causa 366 Arroba 1801
-Los abanicos, su lenguaje expresivo. Con detalles de los alfabetos dactilológico y campilologico. Anónimo. 1887. Barcelona. Muntaner y Simón.
-Mujeres, conventos y formas de la religiosidad barroca. Jose Luis Sanchez Lora, Fundación Universitaria Española. 1988: Madrid.
-Justicia y Criminalidad en los Montes de Toledo y su Montes en la Edad Moderna. Alfredo Rodriguez Gonzalez. Toledo 2009
-Los abanicos, su lenguaje expresivo. Con detalles de los alfabetos dactilológico y campilologico. Anónimo. 1887. Barcelona. Muntaner y Simón.
-Mujeres, conventos y formas de la religiosidad barroca. Jose Luis Sanchez Lora, Fundación Universitaria Española. 1988: Madrid.
-Justicia y Criminalidad en los Montes de Toledo y su Montes en la Edad Moderna. Alfredo Rodriguez Gonzalez. Toledo 2009
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